15 mar 2010

Capítulo 5


Cuando me desperté el sábado por la mañana hice los deberes, desayuné y me fui al ordenador. Cuando abrí el twitter tenía un mensaje directo, como me pareció raro lo abrí. ¿De quién era? De Jake Smith. ¿Cómo me había encontrado? Mejor dicho ¿cómo sabía que tenía twitter? Este chico tenía que explicármelo. Le contesté el mensaje directo:
“Hola estoy bien y tu? como sabias que tenia twitter?”
La mañana pasó rápida, por la tarde íbamos a ir al cine a ver si conseguíamos ponernos de acuerdo para ver una película.
Terminé de comer, ví un poco la televisión y me fui a arreglarme.
Llegué a las taquillas del cine a las 5:30, no había nadie para variar. No entiendo porque la gente no llega puntual y si no van a llegar a la hora que avisen. Me puse a mirar las películas que ponían: dos infantiles, dos de miedo, tres de acción y una romántica. Mientras pensaba que película elegir alguien me puso la mano sobre el hombro. Estaba fría y no hacía fuerza, por lo que pensé que el propietario de esa mano no sería muy bajo. Ya estaba pensando en una persona cuando una voz me dijo:
-¡Eva! ¿Llevas mucho tiempo esperando?
Me giré y ví a Elea junto con Lucía, Marina e Isa.
Respiré hondo y contesté.
-Bueno, unos cinco minutos.¿Falta alguien más?
-Si Laura y María.
-¿Qué peli vamos a ver?- Preguntó Lucía.
-Una de acción ¿no?- dije
-Bueno... vale, pero la próxima vez que vengamos elijo yo- se quejó Isa.
A continuación llegaron Laura y María y entramos y nos sentamos, me tocó en un extremo. Cuando ya había empezado la película, llegó un chico y se sentó a mi lado. Parecía un chico alto porque tenía las piernas encogidas al igual que yo. Intenté averiguar quien era, pero al estar a oscuras no pude hacerlo. Dejé de intentar ver al chico y me centré en la película. Estaba muy bien, los efectos especiales eran muy buenos y para que negar que el protagonista estaba también muy bien. De pronto el chico que estaba a mi lado me dijo:
-¿Me das palomitas? Es que no me ha dado tiempo a comprarlas.
El chico tenía un acento que me resultaba familiar.
-Lo siento, la próxima vez llega antes y te las podrás comprar- contesté.
-Pero si tienes un cubo lleno, dame unas poquitas.
En ese momento se iluminó la pantalla y pude ver al chico.

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