14 dic 2011

Capítulo 17 ( II )


Siento muuuucho el retraso, pero la espera ha merecido la pena!! =)

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Llegamos a la enfermería y Jake vino corriendo hacia nosotros.
-¿Estas bien? ¿Qué te ha pasado? Menos mal que te has despertado. Me tenías, digo nos tenías muy preocupados.
-Me he vuelto a hacer daño en el pie izquierdo- medio sonreí recordando cuando me hice el esguince con Jake en el mismo pie.
Tom me dejó en una cama junto a otra en la que estaba Will.
-¿Qué le ha pasado?- Le pregunté a Jake.
-Herido de guerra- contestó Will- ya era hora de que la trajeras Tom.
-Cuando se ha despertado- contestó su hermano mientras me miraba el tobillo.
-Creo que todos te debemos una explicación que te tendrían que haber dado antes- dijo Will mirando a Jake- ayer me preguntaste quienes eran esos que habían entrado. En este caso eran vampiros y te preguntarás ¿qué buscaban? Te buscaban a ti ¿por qué? Porque no eres una cazadora, eres la cazadora, por eso cuando te conocimos Tom y yo, principalmente yo, no nos fiábamos.
-¿Cuándo comenzasteis a fiaros?- Le interrumpí, mirando principalmente a Tom que me estaba vendando el tobillo.
-Yo sigo sin fiarme mucho- dijo Tom, al que fulminé con la mirada- a las pruebas me remito, ¿desde cuando la cazadora se desmaya en su primer combate?- Tenía razón, por eso Pablo había muerto…
-Tienes razón, seguramente no sea la cazadora esa que decís- me bajé de la cama, apoyando el pie a medio vendar, aguantándome el dolor salí por la puerta en dirección a la terracita de mi habitación. No hicieron nada para detenerme, cosa que hizo que me enfadará más, parecían darme la razón, parecían confirmar que Pablo había muerto por nada.
Cuando conseguí llegar a la terracita no paraban de caerme lágrimas, no sabía muy bien si era por el dolor del pie o por lo mal que me encontraba con respecto a todo. Al rato de estar allí arriba comenzó a nevar, a nevar bien y yo sólo llevaba un jersey y unos vaqueros, decidí bajarme para evitar coger una pulmonía. Estaba bajando por la escalera cuando apoyé mal el pie que me había torcido y acabé en el suelo.
-¡Joder! Lo que me faltaba- claramente no era la cazadora, sólo había que mirarme ahora: tirada en el suelo, intentando no llorar por el dolor (aunque dudaba que me quedaran todavía lágrimas), calada (gracias a la nieve) e intentando levantarme. Cuando lo conseguí, puse rumbo a la cocina para tomarme algo para entrar en calor.
-¿Necesitas ayuda?- Preguntó Tom saliendo de su habitación.
-No gracias, puedo yo sola y si me desmayo sigo sin querer tu ayuda- le contesté de malos modos y seguí andando hacia la escalera.
-A si que es eso, ¿estas enfadada por lo de antes?- Preguntó poniéndose a mi lado, no le contesté y seguí andando- contéstame- ya llegábamos a las escaleras- ¡contéstame!- Se puso delante de mí.
-Déjame pasar, por favor.
-O si no ¿qué? ¿Te vas a desmayar?
-Déjame pasar, por favor.
-No.
-¿Por qué no?- Solté con rabia- ¿por qué al niño se le ha ocurrido otra forma de joderme? Déjame pasar ¡ya!
-Te he dicho que no.
-Te vas a arrepentir- fui a darle un puñetazo y lo paró.
-¿Con esto?- Soltó una carcajada bastante falsa- te creías ¡oh!- le di un rodillazo en la entrepierna apoyando en el suelo el tobillo bueno, se apartó y comencé a bajar las escaleras- ¡hija de puta!- Me giré y le contesté.
-No más que tú, te lo dije.- Y seguí mi camino.
Volvía de la cocina después de tomarme un vaso de leche calentita, cuando oí un crujido que venía del pasillo donde estaba mi habitación y la de los gemelos. No quería volver a encontrarme con Tom pero necesitaba ropa seca y el pijama.
La habitación estaba vacía. Cogí mi mochila y empecé a meter mis cosas dentro. No quería estar entrando cada dos por tres en esa habitación.
De golpe se cerró la puerta de la habitación, cosa que hizo que me sobresaltara. Miré para ver si había entrado alguien o simplemente la corriente la había cerrado, vi a Tom y le hice caso omiso.
-¿Qué haces?
-Llevándome mis cosas ¿no lo ves?
-No puedes hacer eso- dijo acercándose a mí.
-Pues lo estoy haciendo- le dediqué una sonrisa totalmente fingida y seguí guardando cosas, cuando terminé me puse la mochila al hombro- ¿me vas a dejar pasar o va a ser como antes?
-Lo de antes no se va a volver a repetir. ¿Dónde vas a ir?
-A cualquier sitio que no sea esta habitación- fui a la puerta pero me agarró del brazo.- ¡No me toques!- gruñí a la vez que me soltaba e intentaba abrir la puerta que estaba claramente cerrada con llave. Respiré hondo, ¿para qué nos había encerrado?- ¿Por qué has cerrado la puerta?
-Yo no la he cerrado…

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